Hola de nuevo a todos, después del periodo estival, volvemos al trabajo. Espero que sea de interés este nuevo artículo.
El
pasado 24 de Julio de 2016 EL PAÍS
publicó, dentro del suplemento especial sobre Pymes, en el
cuadernillo de Negocios, un artículo denominado “Principios activos para
crecer” firmado por Carmen Sánchez-Silva.
Este cuadernillo no se ha publicado en la edición digital de manera que no
puedo ofrecer el enlace.
El
artículo
relata varios casos de éxito
de Pymes que han crecido en pocos años. La hoja
de ruta para crecer siempre pasa por:
·
La ambición del empresario.
·
La competitividad basada en
la innovación.
·
Buscar nuevas
propuestas de valor para el mercado conocido.
·
Y abrirse a nuevos
mercados.
Es decir, rompiendo
barreras comerciales.
Generar financiación,
interna y externa, para la investigación e innovación, requiere un mínimo de dimensión,
además
de otros factores. Solo el 10,3%
de las empresas de menos de 250 trabajadores realiza alguna actividad
innovadora, frente al 41%
de las grandes. Es aquí donde
me gustaría
detenerme, ya que sin un tamaño mínimo no
hay camino al crecimiento y la competitividad.
El propio artículo ofrece
una serie de datos muy
interesantes sobre el tamaño de las empresas españolas.
El
54,1% de las empresas son Autónomos, el 40%
son Microempresas
(entre 1 y 9 trabajadores), el 5% son empresas Pequeñas
(entre 10 y 49 trabajadores), el 0,8% son empresas Medianas
(entre 50 y 249 trabajadores) y, finalmente, las Grandes
empresas (más
de 250 trabajadores) suponen el 0,1% del total. Es decir, el 99,1% son
autónomos, micro-pymes y pymes. ¿Así, cómo se va a desarrollar este país?.
Si tomamos los datos de
ocupación y el número
de empresas en España al 31 de diciembre
de 2015, según el INE, resulta que
3,2 millones de empresas de menos de 250 trabajadores generan el 67,25% del
empleo, mientras que 3.187 grandes empresas generan el 32,75% del empleo.
Si
pudiéramos cruzar datos
de facturación y resultado neto, tendríamos un índice
de facturación/beneficio por trabajador y tamaño de empresa. Estoy convencido
que este índice de productividad beneficia mas a las medianas y grandes
empresas que a las pequeñas.
En
definitiva, vemos que hay muchísimas empresas pequeñas,
con respecto a las grandes, con déficit
de productividad y que generan la mayor parte del empleo de este pais.
Si esto ocurre en España, que está peor que Europa, en
Andalucía,
donde predomina aún más la microempresa, estamos en peores condiciones.
La
otra cara de la moneda es que a nivel de país dispondríamos
de una gran oportunidad, si consiguiéramos ir aumentando el tamaño de nuestras empresas. Y aquí es donde la
administración tanto a nivel central, autonómico y local deberían de centrar su
atención con programas y planes a medio/largo plazo de cara a aumentar el
tamaño de nuestras empresas o apoyando, de forma decidida, una política de
agrupaciones y consorcios de empresas que empujen la inversión en I+D+i y en la
apertura de los mercados exteriores.
Un elemento muy
importante a desarrollar, como complemento de todo lo anterior, es la
colaboración Universidad-Empresa, sobre todo para ayudar a las pymes a aumentar
sus capacidades de investigación y mejora en la gestión de las mismas.
Este apoyo lo debemos orientar hacia la transferencia de conocimientos en ambos
sentidos. (Este tema lo desarrollaremos en un próximo artículo).
Entrar en procesos de fusiones, adquisiciones, consorcios o agrupaciones de
empresas requiere de empresarios y directivos formados y
con una mentalidad abierta. Deben admitir que un empresario,
propietario de la totalidad, puede pasar a ser un accionista minoritario, pero
con una mayor productividad de la empresa, volumen de ventas y en definitiva un
mayor rendimiento financiero.
Un
cordial saludo.
Francisco Valiente - Socio director de Facco Consulting
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