Es la credibilidad de este país.
Por
Francisco Valiente
Leo en la prensa que Amadeu Altafaj,
portavoz de la UE, decía que comprar la
deuda de los países con problemas era darle paracetamol a un enfermo sin
curarle su enfermedad.
Coincido con él. El problema
no es la deuda, sino la credibilidad
y solvencia del emisor respecto
a su capacidad de gestionarla y devolverla. Ese es el gran reto de España .
Los servicios de estudios privados y los grandes organismos internacionales
pronostican que España seguirá sufriendo en el 2013 los efectos de la recesión
más intensa, y extensa en el tiempo, desde que comenzó la democracia. El paro
podría rozar pronto la temible frontera de los seis millones de parados.
Según el catedrático de Economía de la Universidad de Santiago, Luis
Caramés, “España está sumida en una auténtica espiral recesiva, los daños
estructurales son cuantiosos y la confianza tardará en recuperarse.
Además, las entidades están
teniendo que provisionar fondos a marchas forzadas para recuperar la confianza.
En definitiva, el grifo del crédito seguirá cerrado previsiblemente durante
este año y el próximo, un muro infranqueable incompatible con la recuperación.
Y el Gobierno ha demostrado hasta la fecha que está comprometido con la
reducción de los números rojos, independientemente del acierto de algunas
medidas. Una forma de compensar las políticas de austeridad con las de
crecimiento es que la UE obligue a
España a reducir el gasto improductivo pero que le permita manga ancha en
partidas como la I+D+i o determinada inversión pública, verdaderos
multiplicadores del crecimiento.
Diversos expertos y agencias de rating, creen
que las medidas tomadas por España no son suficientes. Indican que las medidas deben ser
estructurales y tocar los cimientos del Estado, redefiniendo el modelo
autonómico, redimensionando la Administración periférica y metiendo tijera
hasta en el empleo público.
Estos
expertos proponen una serie de medidas para un ajuste racional y en profundidad,
bajo mi humilde opinión, voy a detallar las medidas que considero
prioritarias de cara a conseguir:
v Salir
de esta recesión que está aniquilando el poco tejido industrial que tenemos.
v Empezar
a generar empleo.
v Y
en definitiva, conseguir una mayor credibilidad y solvencia de España.
Medidas
imprescindibles que deberíamos tomar:
1. Indispensable el adelgazamiento del
estado. Hay
que revisar cada función / servicio de las administraciones para adaptarla de
una forma eficiente al ciudadano, consiguiendo una mejora en la prestación de
dicho servicio con el menor costo posible. La naturaleza del ajuste obligará a
actuar, como es lógico, sobre el empleo público, reduciéndolo y ajustándole a
las necesidades reales del servicio.
2. Cierre de las ruinosas empresas
publicas. Muchas creadas para colocar a amigos y
políticos afines. La mayoría pierde dinero y, por consiguiente, no son
privatizables.
3. ¿Freno a la inversión pública ?. El ministro de Economía,
Luis de Guindos, ya ha anunciado que la inversión pública bajará un 40 por
ciento este año, lo que apunta a 6.000 millones menos. ¿Es esta la solución ?.
Recortar la inversión pública es lo más fácil, aunque es cierto que es pan para hoy y hambre para mañana.
Los recortes deben ser racionales, pensando en el efecto dinamizador/multiplicador
de la economía, preguntándose: ¿incentivan la inversión y el empleo privado?.
Hay que evitar toda aquella inversión faraónica e improductiva (aeropuertos sin
aviones, parques de atracciones, polígonos industriales sin empresas, metros y
tranvías en ciudades pequeñas, etc., etc. etc.).
Hay que impulsar las inversiones
que favorezcan el desarrollo económico y empresarial (corredor mediterráneo
para potenciar el transporte por ferrocarril, ayuda e inversión eficaz a la
exportación, inversión a la creación de empresas, inversión en I+D+I, etc. He
dicho impulsar las inversiones, NO
SUBVENCIONAR A FONDO PERDIDO. Ya saben, lo que se regala no se valora y se
despilfarra. Por consiguiente, esta inversión tiene que ir como financiación a
la empresa privada en forma de prestamos /créditos a plazos y condiciones
financieras adecuadas.
4. ¿Copago en la sanidad y la educación?.
Algunos expertos sostienen que abarataría los servicios y, como ejemplo, ponen el que la
póliza media per cápita, sin medicamentos, cuesta 1.070 euros en la sanidad
privada, por 1.800 en la pública. Incluso abogan por "el copago, la
restricción de la oferta y dar entrada al sector privado”.
Como ya he comentado en alguno de mis artículos anteriores, el problema del
mayor coste en estos servicios (sanidad y educación) está en el abuso por falta de gestión de los mismos. Pienso que el
estado puede seguir prestando estos servicios de forma eficiente y a un coste
parecido al que podrían ofrecer las empresas privadas. En el caso de la
sanidad, si acometemos medidas como la que propone José Ramón Pin (profesor del
IESE), al reclamar las centrales de
compras nacionales, "que reducen un 30% el gasto en medicamentos de
hospitales", la compra de genéricos (el que quiera otro tipo de
medicamento que lo pague), o el seguimiento informatizado de las recetas de los
enfermos (los medicamentos prescritos en recetas deben de cubrir “exclusivamente”
el periodo de tratamiento) para evitar el derroche farmacéutico y evitar que en
cada casa haya una pequeña farmacia.
5. Cerrar las televisiones públicas.
Son una fuente de gasto y derroche sin sentido. Hace tiempo deberían de haberse
cerrado.
7. Tijeretazo a los sueldos de los
políticos y ex -políticos. habría que ajustar el
numero de políticos en cada estamento, ajustando a las necesidades y labor
realizada. Así mismo habría que reducir los sueldos de exparlamentarios, exministros,
expresidentes, etc. no parece razonable que sigan cobrando grandes sumas cuando,
muchos de ellos, terminan incorporándose
a consejos de empresas.
8. Implantar una ley de transparencia. Por desgracia, "en
nuestro país no existe rendición de cuentas. De ahí las corruptelas. La Ley de
Transparencia es un mecanismo de reforma pero necesita de mecanismos para su
implementación. Como he comentado hasta la saciedad, hay que llevar a cabo un plan de auditorias anuales, como está
establecido en el ámbito empresarial y estos estados contables PUBLICOS, llevarlos al Registro Mercantil.
9. Arreglar el sistema financiero
español. Que está quebrado. La Comisión Europea ha
alertado de que las reformas bancarias aprobadas por el Gobierno español cubren
únicamente la depreciación de los activos inmobiliarios pero no tienen en
cuenta posibles pérdidas por hipotecas y créditos a las pymes.
Entre 2008 y 2009 tanto en EEUU como en la mayoría de países de Europa, se
procedieron a salvar la banca. Aquí ha habido que esperar hasta 2012 para dar
solución a un problema que, según el Banco de España, no existía en nuestro
país y éramos la envidia de Europa. Bueno, más
vale tarde que nunca.
Hay que realizar una auditoria
individualizada de cada entidad para saber el problema concreto de cada una.
De esta forma conoceremos la magnitud del problema a nivel global y ha
continuación solicitar la intervención de Europa para solventar este problema,
vía financiación directa a las entidades, intervención del país, etc. Debemos de atajar de una vez este
problema, porque con parches no terminaremos de salir de la crisis.
De cara al futuro, las entidades financieras deben de tener un tratamiento equivalente a
la empresa privada. Solo sobreviven las mejor gestionadas y las que generan un
adecuado beneficio. Supervisadas sus cuentas por un B. Central para evitar las
malas inversiones y deficiente gestión.
Ahora lo que hace falta es que, con la máxima urgencia, el dinero comience a bajar y darse a
empresas.
Hace algún tiempo, un amigo, me contó en forma de chiste, una historia.
Además hoy la he vuelto a ver en expansión dentro del apartado “análisis de
Hódar.” Os pongo esta historia de forma abreviada:
“Llegó un turista a un hotel de un pequeño pueblo y dejó cien dólares de señal
para reservar una habitación. El recepcionista salió corriendo con el dinero y
le pagó al carnicero. Éste pagó cien dólares que debía a un ganadero y así sucesivamente,
fue pasando el billete por distintas manos hasta que uno de ellos pagó en el
hotel cien dólares que debía. Llegó el turista, al que no había gustado la
habitación, cogió sus cien dólares y se marchó. En principio, no había pasado
nada, pero todo el mundo había saldado sus deudas y sobre todo había circulado
el dinero”.
Se
admiten propuestas y sugerencias. Un saludo.
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